Hay veces que...
Quisiera huir lejos y sola, como, al fín y al cabo, irremediablemente nos deja la vida. La soledad no es siempre mala, es principio, y también será final. Que delicada es esa línea, y cuán frágil es siquiera su misma idea: soledad.

Hay veces que...
Quisiera tener el valor suficiente para hacer aquello que deseo, y no solo aquello que está en mis posibilidades.

Hay veces que...
Quisiera marcharme. A donde?, no lo sé, a un lugar en donde nadie supiera mi nombre...donde mi existencia se resumiera a eso, y nada más. A ser y a dejar ser a su vez. A vivir por el mero instinto que tiene la simplicidad de la existencia:ser feliz.

Hay veces que...
Quisiera merecer la vida que merezco, que quisiera ser todo aquello que soy, plenemente, si pensarlo, y ameritar todo aquello que, dicen, soy.

Hay veces que...
Quisiera simplemente poder decir "no" sin dar explicaciones, sin que mi terco corazón interfiriese como siempre, sin sentir, sin sentirme así. Ese corazón que palpita de milagro, y aún lo hace sólo para procurarse una segura destrucción. Que inútil, que masoquista, que infame. Es que no se dará cueta que muero con él?
Y no, esto no es depresión,es acumulación de sentimientos.

Hay veces que quisiera olvidar, y es entonces cuando me doy cuenta lo afortunados que son, aquellos a quienes la amnesia los ha bendecido con el olvido,haciéndolos tener una nueva vida, ya sin culpas, sin recuerdos, y sin un pasado que parezca perseguirlos hasta en el más ínfimo de sus pensamientos. Pueden ser quien quieran ser, quienes decidan ser, sin que su existencia anterior los marque, de una u otra manera. Pueden comenzar, realmente desde cero.

Hay veces que quisiera ser así.
Hay veces que quisiera ser feliz.
Y hoy es una de esas veces.